Licencias de farmacia, ¿cómo funcionan?

El sector farmacéutico es uno de los más fiables y rentables del mercado, pero hay que tener en cuenta que, aunque esto sea así, no todas las personas pueden abrir una farmacia ya que existen algunos requisitos para ello. Uno de los más importantes es la licencia de farmacia, pero ¿sabes cómo funcionan estas licencias? A continuación, analizaremos los pasos a seguir para hacerse con ellas.
Las licencias de farmacia
Para abrir una farmacia en nuestro país lo primero que se necesita es una licencia de farmacia. Esta autorización solo es posible para las personas que poseen la titulación de Farmacia, ya sea en licenciatura o en grado, y que además estén colegiados.
Asimismo, no podrán obtener licencias de farmacia aquellos profesionales farmacéuticos que ya dispongan de una o que incurran en alguna causa de incompatibilidad como es, por ejemplo, trabajar dentro de la industria farmacéutica o tener un trabajo que impida la presencia constante en el establecimiento. Si se cumplen los requisitos para poder optar a ello, el interesado puede la puede solicitar de dos formas: como licencia de apertura y como licencia de traspaso.
Las licencias de nueva expedición o de apertura
Las licencias de farmacia de nueva apertura son concedidas por las administraciones autonómicas a través de la convocatoria de concursos y son otorgadas por un sistema de méritos. Es decir, se basan en la experiencia, la trayectoria y las publicaciones científicas que tenga el profesional que se postula para obtenerlas.
Este proceso dificulta un poco que los recién licenciados en farmacia puedan optar por una nueva apertura. Lo más común es que para este tipo de licencias se presenten profesionales con cierta trayectoria y varios años de experiencia en otros establecimientos o en empresas pertenecientes a esta rama.
Actualmente, las administraciones autonómicas anuncian concursos de forma más o menos regular y lo hacen porque se ven obligadas a cumplir las leyes de ordenación de los establecimientos farmacéuticos. Estas leyes se basan en las distancias entre cada farmacia y en el número de habitantes que tenga el municipio, pero cada comunidad autónoma tiene las suyas.
La normativa relacionada con la industria farmacéutica obliga a que exista una separación entre los establecimientos de farmacias de 250 metros. Además, solo se pueden convocar concursos cuando se haya producido un demostrado incremento de la población en la zona y siempre cumpliendo los ratios que tenga cada comunidad. Generalmente son de una farmacia por cada 1.500 o 2000 habitantes.

Las licencias de traspaso o de mercado secundario
Las licencias de farmacia de traspaso se producen cuando se compra la licencia de una farmacia que ya está establecida, es decir, ya se ha producido su primera apertura. Es uno de los métodos más utilizados para conseguir una licencia.
Buena parte de los accesos a la apertura de una farmacia se hacen vía traspaso , ya que no se requieren tantos requisitos y son asequibles para profesionales con menos trayectoria. Como las licencias de farmacia son patrimonio del farmacéutico titular, el traspaso se hace como una operación mercantil privada y después se comunica a la administración.
Las licencias de traspaso también se ven afectadas por las leyes de ordenación de cada comunidad autónoma en cuanto a las distancias y la ubicación de las farmacias ya existentes, esto no invalida la normativa. Es común encontrar capitales de provincia que ya están saturadas en cuanto a la distribución geográfica de farmacias y casi no se pueden reubicar. Esto supone una clara limitación, ya que en ocasiones que se podría abrir una farmacia pero es muy difícil situarla sin incumplir la ley.
La inversión para la apertura de farmacias
Otro de los aspectos que influyen a la hora de obtener licencias de farmacia y proceder a la apertura de este nuevo negocio es la inversión económica necesaria para poner en marcha el establecimiento a todos los niveles. Lo cierto es que no es solo necesario encontrar el local adecuado con los gastos de compra o alquiler que conlleva, sino que se tiene que adaptar para poder dar el servicio correctamente.
Esto significa que tras la obtención de las licencias de farmacia se tendrá que adquirir y ordenar un stock de medicamentos que, como mínimo, cuesta entre 50.000 y 60.000 euros, además de disponer de ciertos requisitos técnicos obligatorios para estar conectado y poder dar servicio a los clientes con receta electrónica y poner en marcha el un nuevo sistema de verificación de medicamentos europeo. Esto es una inversión personal que hace el profesional farmacéutico.